Así puedes dar deliciosos masajes relajantes

 

La gran mayoría de nosotros no somos expertos ni tenemos una titulación como fisioterapeutas, pero ello no quita que en alguna ocasión quizá deseemos dar masajes relajantes a alguna personacomo, por ejemplo, nuestra pareja.

Se trata solo de relajar, no buscamos aliviar ningún problema de espalda. Para ello están los auténticos profesionales. Ahora bien, ¿podemos nosotros ofrecer un masaje para aliviar tensiones y destensar?

Desde luego. Con unas pautas sencillas podemos proporcionar un instante de relajamiento y paz a cualquier ser querido. Hoy en nuestro espacio te ofrecemos unos consejos básicos.

Preparación de los masajes relajantes

Puesto que lo buscamos es ante todo relajar, la ambientación va a ser igual de importante que el propio masaje. Para ello, debemos tener en cuenta estos sencillos aspectos:

      Ambientación

  • Una iluminación agradable donde la luz no sea muy intensa.
  • Se recomienda una música instrumental. Las canciones con voz tienden a distraernos.
  • Podemos aromatizar la habitación con alguna fragancia suave y relajante como, por ejemplo, la lavanda.
  • Materiales
  • Toallas
  • Servilletas para secar el exceso de aceites.
  • Para realizar el masaje puedes utilizar leche hidratante o aceites esenciales.
  • Los aceites esenciales tienen la ventaja de que tardan más en absorberse en la piel y ofrecen ventajas terapéuticas como desinflamar, relajar, reactivar la circulación o cicatrizar. Estos serían los aceites más aconsejables:
    • Aceite de camomila
    • Aceite de eucalipto
    • Aceite de romero
    • Aceite de orquídeas
    • Aceite de sándalo

La mejor posición

espalda belleza

Lo primero que pensamos a la hora de dar un masaje relajante es que la persona debe estar tumbada. Bien, los expertos recomiendan que si no tenemos experiencia, lo mejor es dar un masaje con la persona sentada. Esto puede ayudar a conciliar mejor el sueño como bien señala este estudio.

Con la persona en una silla de respaldo bajo nos será más cómodo movernos. De estar tumbada nos resultará algo más complicado y en algún mal movimiento podemos salir nosotros mismos lastimados con algún latigazo cervical o de espalda. Para ello, lo que haremos será lo siguiente:

  • Elegir una silla sin respaldo o con respaldo bajo.
  • Dejar que la persona se incline hacia adelante.
  • Podemos ponerle cojines o toallas donde pueda inclinarse cómodamente.

Es en esta posición como podremos llevar a cabo los masajes relajantes de una forma más sencilla para nosotros y evitando sufrir dolores por tener una mala postura.

Cómo dar los masajes relajantes

Una vez tenemos a la persona relajada en la silla y rodeados de una buena ambientación, empezaremos el masaje. Las zonas que más agradecen un masaje son, sin duda, la región cervical y los hombros. Aquí se concentran todas las sobrecargas. Estas serán las partes que vamos a trabajar.

Consejos previos

Utilizaremos la mano entera. Hay quien se limita a dar los masajes solo con la punta de los dedos. Ello provocará que al poco tiempo nos cansemos. Utiliza las manos y ayúdate de todo el cuerpo para ejecutar cada movimiento.

Masaje

Antes de empezar hay avisar a la persona que recibe el masaje. Puede sentir un ligero impacto cuando apliquemos la mano o el aceite, así que le pediremos que coja aire durante unos segundos y que lo contenga.

La técnica

  • Empezaremos vertiendo el aceite para expandirlo mediante movimientos ligeros y alargados.
  • Usaremos las manos completas y empezaremos en la parte baja de la espalda de la persona. Los movimientos serán siempre hacia arriba, respetando el flujo sanguíneo que va hasta el corazón.
  • Podemos ejecutar la técnica de amasamiento o presión con mucho cuidado. Se trata de hacer círculos con los dedos alrededor de la zona de los hombros, cervicales y media espalda, ejerciendo una presión ligera durante unos pocos segundos.
  • En los amasamientos, el dedo pulgar y la palma de la mano avanza sobre la sección de la musculatura que queramos trabajar. Este paso dura unos 4-5 minutos.
  • Hemos de recordar que un masaje tiene una secuencia y un ritmo. Si empezamos los movimientos con ambas manos sobre el cuello y la espalda, no vamos a retirar una de las manos al poco tiempo porque nos cansamos. Ello hará que se rompa el ritmo y la armonía.
  • Podemos terminar el masaje con la técnica del abanico. Se trata solo de separar mucho los dedos de la mano (como en abanico) para ir pasando en forma ascendente desde media espalda hasta el cuello. Ahora no aplicamos presión, “solo arrastramos” hacia arriba.

Para concluir, debemos recordar siempre que no somos expertos y, por ello, evitaremos hacer masajes relajantes cuando la persona tiene algún dolor o lesión cervical, podríamos agravar el problema. Los masajes relajantes deben ser muy suaves y disfrutar de igual forma con la ambientación y el simple contacto físico.

Fuente: mejorconsalud.com

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